noviembre 09, 2006

Sobre la mesa una tasa amarilla con café.
Hablé de palabras todo el día.
Hablé de ti.
Te oí en [todo] lo que se pronunció.
Si decía "rosa" pensaba en El Principito,
si oía "literatura" imaginaba el sonido de rasgar papel bajo tu pluma;
en un miércoles tan naranja,
-mi almohada es naranja-
un jueves tan verde y cómo duele ese color.

(Imagen que rima sin rimar,
que se pasea por mis pupilas
caprichosamente)
Hablan de barcos
-los navíos me remiten a ti-
-el idioma me remite a ti-

eres palabras

Me pregunto,
entre otras cosas,
si el sol acaricia tu mejilla
con el mismo rayo que arroja luz
sobre mi ansiedad de no tenerte

¿Recuerdas mi nombre
cuando miras tu reflejo?
¿Piensas en mí cuando
te duchas
desayunas
atraviesas una calle
te hacen reír
te muerdes una uña
te duele una rodilla
te suenas la nariz?

Te diré que yo te pensé
cuando hablaron de palabras,
cuando leí a Alejandro Aura
y contemplé el superlativo "mexicanísimo"
en uno de sus poemas.

Te contaré,
sólo por hacerte perder el tiempo,
que no me basta con quererte
ni con recordarte al sentir la hierba bajo mis tenis.

¿Bogar?
Hacerlo por aire
si no se puede por mar.

-¿Volar? -le pregunté
No contestó.