diciembre 15, 2006

Amor en Puebla de los Ángeles. México.

En realidad, tú trajiste la música hasta mí.
Por eso estará siempre con nosotros.
Estaba ya conmigo y a tu lado
cuando no íbamos aún mano con mano
y ala con ala, amor.
Estaba ya en el aire, antes de aparecer,
porque la música emana de nosotros.
O acaso es el amor, que canta
antes de todo y también después de todo...
Te amo, pienso, y la música lo dice.
Te amo, dice la música, y lo pienso...
Al aire, al aire, al aire de los ángeles.
Yo te diría nunca,
y ayer, responderías.
Oye mi música y oye mi silencio.
Cuando la tarde caigame moriré con ella y viviré por siempre.
Por eso, vete... Por eso, no te vayas...
Porque este sufrimiento es necesario:
¿cómo sabré, si no, que estoy viviendo,
que me muero de amor,
que mis manos te buscan
los muslos ya dormidos en mi ausencia?
Paloma mía, tu nido no soy yo:
tú eres mi nido.
Si me amaras, el mundo sería nuestro:
la floresta, las olas, las arenas,
los anchos cielos, las montañas, las ciudades difíciles, los ríos...
¿Quién osaría decirle
a una rosa que no?
ANTONIO GALA