mayo 30, 2007

Paracetamol

Le quiero.
A una imagen. A un color. A un nombre.
A un nombre que siempre fue color y después una imagen.
O a una imagen por la que quise saber un nombre.

El caso es que le quiero y no le quiero
(si pudiera elegir, no le querría:
lo que en verdad quisiera sería no quererle...
pero soy débil ante ello y le quiero
-aunque cada día un poco menos-).

Y el color y el nombre y la imagen siguen.
Igual de intensos
pero menos importantes,
menos presentes.

Un poco menos vivos, un poco menos míos.
Un poco más inertes.