junio 11, 2007

Ese día te dejaré de amar....

No me gusta Gabriel García Márquez.


Leí Cien años de soledad, 12 cuentos peregrinos, Relato de un náufrago y como diez páginas de Los funerales de la Mamá Grande. Y no, la verdad es que no me gusta nada, nada.


Menos me gustó cuando leí la trama de su novela Memoria de mis putas tristes, sobre una quinceañera enamorada de un viejo con cara de pasa incapaz de tener una erección, todo porque el don es muy culto. Lo primero que pensé fue "García Márquez ya está chocheando"; lo segundo, "Qué falta de gusto hacer una novela sobre una fantasía machista tan gastada" y lo tercero: "¿Alguien escribiría una novela sobre lo contrario? Es decir, sobre un quinceañero enamorado de una mujer nonagenaria, sin dientes e incapaz de lubricar, pero eso sí, muy culta [¿¡acaso algo así es posible!?]".


Y le perdí totalmente la admiración literaria cuando supe que había dicho aquello de "...simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros". La aberración total.


Sin embargo, ayer leí algo que si bien no me puso en sintonía con el escritor colombiano, sí me hizo bajar un poco la guardia.


Verán, García Márquez inventó una palabra. Seguro ha inventado otras, no lo sé, pero esta reconoce un concepto que desde siempre ha merecido nombre propio, al menos en nuestra lengua. La palabra es eternitud; y a diferencia de la eternidad, que nos sobrepasa, la eternitud dura lo que nosotros mismos. No podemos querer a alguien una eternidad, porque está más allá de nuestras sinapsis, hormonas, sentidos y de todos nuestros planes. Está incluso más allá de nuestra compresión y de cualquier doctrina que prometa la vida eterna. De lo único que podemos estar seguros es de que un día moriremos, así que sólo es posible extender nuestras promesas hasta ese momento.


Por eso, sí podemos[puedo] querer[te] una eternitud. Ni de aquí a las estrellas, ni del tamaño del mundo, ni hasta el día en que deje de salir el sol y la luna deje de alumbrar o todo el mar se vuelva a congelar.


No, una eternitud.

9 Comments:

Blogger Dinia Solano said...

Qué loca está esa palabra, por eso dicen que los idiomas son dinámicos, y el nuestro de lo más lindo.

Y tenés razones para que no te guste García Marquez, es un fenómeno comercial muy fuerte. Se diluye el valor literario en el mercadeo.

Saludos!

2:39 p.m.  
Blogger DITD said...

"El amor en los tiempos del cólera" es el único libro en mi vida que dejé por la mitad. Lo acompaño en el sentimiento.

3:59 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo tampoco terminé ese libro...
No tengo 15 años... pero si me enamoraría de alguien (de ... 30 y pico?) sólo por lo culto que es... (o me metería a sus clases de oyente sólo para oirlo hablar cuando realmente no tengo que ir ni siquiera a la facultad de negocios a tomar clase)

4:14 p.m.  
Blogger X said...

jajajaja

4:20 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

ay dios!, ay dios!, perdonalos porque no saben lo que dicen... perdonalos Gabo.Jaja, saludos.

11:13 p.m.  
Blogger Gomita de Naranja said...

A mi sí me gusta. Aunque no me gustan sus finales. Me gusta mucho la crónica de una muerte anunciada, y del amor y otros demonios.. y unos cuentitos que vienen con la triste e increible historia de la cándida eréndira y su desalmada abuela, además de un cuento que no sé donde leí en el que todo se inunda. Pero me gustan sus palabras... mucho, la forma en que las ordena como si fuera todo una sala Shaddy chik; Y según yo, el que se enamoraba era el anciano, en las memorias de mis putas tristes (aunque tengo la tendencia de recordar lo que leo como lo quiero recordar). En mis sueños siempre hay peces volando, y sangre que puede darle la vuelta a la plaza mayor =)

10:46 p.m.  
Blogger X said...

La verdad es que no lo leí, me guío por una reseña y por los comentarios de alguien que sí lo leyó. En todo caso...

"En mis noventa años en lugar de esperar la tranquilidad de la muerte, decidí festejar premiándome con una doncella virgen..."

Dos palabras: pederastia y machismo xD

"En mis noventa años en lugar de esperar la tranquilidad de la muerte, decidí festejar premiándome con un muchacho casto..."

jaja

A mí no me gusta, sinceramente, pero por algo obtuvo el premio Nobel. Aunque... no sé... me imagino a la pobre niña puta de 14 años, teniendo sexo con un viejo y... no me gustaría ser ella, ni ninguna de las tristes cuya vida es así. No sé cómo se puede leer algo así y quedarse indiferente, por más bello que sea, no lo entiendo. Quizá debería leer el libro.

11:29 p.m.  
Blogger Krayola. said...

Jajajajaja, a mi me gusta, pero mis amigas dicen que es chisme.

Lo leo, por que hace descripciones que me facilitan la vida, y aunque sí, derepente parece grotesco, esas imágenes que puedo representarme lo valen.

También el final de 100 años de soledad es magistral. Y bueno, lo de la eternitud, ni hablar, hermoso. Él por inventarlo, tu por utilizarlo

Saludos¡

12:29 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

jajaja... Yo solo he leido 100 años de soledad, y me encanto ese libro, comenze a leer El amor en tiempos de colera y lo bote en la pag. 9 jeje..

Que puedo decir, Eternitud... Algo hermoso como dice krayola..
No podre amarte hasta la eternidad pero si una eternitud.. De verdad hermoso!..
Saludos!..

2:16 p.m.  

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