diciembre 15, 2006

Y voilà que yo no iba a despedir el semestre sin cerrar con broche de oro, es decir, enferma del estómago y pasando casi cuatro horas en la clínica recibiendo suero. Es que ya es casi una tradición: una vez al semestre me enfermo feo, feo de la garganta y otra, del estómago. Conforme pasan los semestres la agonía va en aumento:


1. Primera "enfermada" del estógamo tras el fin de semana "survivors" en el que [cómo no me iba a enfermar] ingerí, durante dos días y medio, maruchan y bacacho exclusivamente. Directo a la clínica, presentando deshidratación severa.


2. Gripa y flemas varias.


1a. Angina derecha sucumbe ante la bacteria mutante y se inflama a más no poder 4 días antes del recital. No hubo recital, pero sí 4 inyeccciones. Flemas varias.


2b. 5 de la mañana del 14 de diciembre del 2006. Dolor de estómago. Quiero a mi mamá. Mi mamá no está aquí. Roomie 7 es lo más parecido a una mamá. Voy a despertarla con cara de cachorrito malherido. Me hace un té de manzanilla que no bebo. Amanece. Clínica. Revisión de calificaciones [9.6 de ensayo final, UuuOooUuu] a la que me presento con pants, ojeras, cabello recogido-sin-lavar y litro de gatorade. Compi de artes plásticas me lleva a la farmacia. Regreso, duermo cuatro horas. Veo la mitad de Shrek 2. Duermo media hora más. Tengo frío, la piel me arde y siento un calor abrasante por dentro. Puta madre, ya me dio calentura, y de la mala. Quiero un termómetro, nadie tiene. Suite de enfrente:
- ¿Tienen un termómetro?
- ¿Qué? ¿ya te enfermaste? te la pasas enferma, a ti te hace falta sexo y no, no tenemos termómetro


Pienso que probablemente tienen razón pero quiero una segunda opinión. A la clínica otra vez. Sí, estás irritada. Sí, estás deshidratada. Venga suero.


Pasé cuatro putas horas mirando el techo del hospital y, en los momentos en que el aburrimiento se hizo insoportable, alterné la lectura de Cuentos de una vida, de Sergio Pitol y del Reino de las mujeres, aquél libro pseudo antropológico que ya mencioné que es malo, malo y cuyo autor no recuerdo. También escuché música con mi reproductor chafita [Ace of base, Coldplay, Armando Manzanero, Damien Rice, Travis, A*Teens y Alanis la del video que me da miedo Morissette].


... Y pensé, pensé y pensé. Recordé aquella "primera enfermada" en la que el señor R estuvo conmigo, en la misma clínica, internada por los mismos motivos. Ah, qué tiempos, cuando descubrí que estaba enferma justo antes de ir a "cargar energías" a la pirámide. Ah, qué tiempos.


Pero esta vez salí de la clínica completamente sola, muerta de frío, mentando madres mentalmente. Me dirigí al oxxo a surtirme [no es bueno que una hipoglucémica no ingiera nada durante 21 horas]: Tostadas Milpa Real ideales para el recalentado, 2 juguitos de manzana Minute Maid con Extra Calcio, botella de litro Bonafont, Submarinos Marinela, pan tostado Bimbo, Gatorade naranja y gomitas. Hasta ahora he comido media tostada y empinado el gatorade. Tengo otro, uno rosita, pero ese es para mañana.


Poseo tantas,
tantas
tantas
tantas
ganas de llorar


no por el dolor de estómago, ni por la fiebre, ni por esta depresión pre-navideña que pesqué en el ambiente, ni por no tener a quién abrazar durante la noche -que no sea mi pinche almohada naranja-; ni siquiera por haberme regresado sola de la clínica, ni por haber mirado sus ojos oscuros ni por no tener cremita para manos. No. Tengo ganas de llorar

porque no encuentro inspiración para escribir