enero 24, 2007

Me regaló otra flor. No sé qué flor es.
Al tulipán pude ponerle nombre porque él me lo dijo,
pero esta vez sólo la dejó en la perilla de mi puerta
con sus pétalos blancos y pintitas moradas esperándome.
Sonreí, y me vino una canción de Francis Cabrel a la mente.

Vous pouvez détruire tout ce qu'il vous plaira
elle n'a qu'à ouvrir l'espace de ses bras
pour tout recontruir....
Je dois juste m'asseoir,
je ne dois pas parler
je ne dois rien vouloir
je dois juste essayer
de lui appartenir,
de lui appartenir....
Es de las canciones más bonitas que conozco.