noviembre 08, 2007

"... y que nos hace falta porque nos niega"
Elena en Las dos Elenas, de Carlos Fuentes.

Esta obsesión mexicana por intentar hasta el agotamiento reafirmarse ante Estados Unidos no hace más que desgatar el natural ímpetu del mexicano, su esencia, su casi descolorido carácter heredado del español violento y del indio que resistió. De los tiranos, los revolucionarios y todos los que llegaron después.

Reafirmarse aludiendo al pasado y quejándose del presente, gritando "soy mexicano" ante un presentador de noticias que en lengua anglosajona nos desprecia. Queriéndole demostrar que existimos sin en realidad nosotros creerlo. O siendo buenos anfitriones, carismáticos y divertidos, tequileros, machines, zalameros, lame huevos, lame güeros.

Los pueblos que confían en sí mismos son aquellos que no basan su valía en la opinión de los otros: buscan mostrar, no demostrar. Mostrarse a sí mismos por ellos mismos. Y los demás que miren, si quieren. Son los pueblos que sobreviven.